lunes, 11 de noviembre de 2013

Una noche terrorífica

Este verano fuimos a pasar unos días  al valle de Uña,en Cuenca.
Estuvimos en una cabaña, era de madera de roble , muy pequeña , tanto que cuando andábamos o
nos movíamos dentro, temblaba toda la casa.
Una noche, ya nos íbamos a dormir cuando empezó a soplar un viento tan fuerte, que de golpe abrió
las  ventanas, empezó a  llover; los truenos hacían temblar la casa, no podíamos irnos a dormir, cada vez
llovía más y empezaron a oírse los aullidos de los lobos.
Nos quedamos todos en el salón tapados con los edredones y pasamos mucho miedo.
A la mañana siguiente, todo el suelo estaba encharcado de barro.  Entonces vimos pisadas de lobo  que rodeaban la casa. Habían bajado de las montañas  para asustarnos.
Cuando fuimos a desayunar al restaurante, unas riquísimas tostadas con aceite, el propietario de la casa nos preguntó si habíamos pasado miedo. Y nos contó que su perro Bartolomé se había escapado y se había acercado a  la cabaña a protegernos. ¡No eran los lobos!  era un precioso perro con el que jugábamos.
Nos reinos a carcajadas y el miedo se nos fue de golpe.
(Javier Augurruza. 6º curso)

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