La leyenda del viajero que no podía detenerse. Concha López y Carmelo Salmerón.

Kostia es un niño minusválido y huérfano que comía a cambio de trabajo. Hasta que un día, de su lumbre apareció un duende que le concedería su sueño de poder recorrer el mundo con sus propias piernas, pero con la condición de no pasar más de tres días en el mismo sitio.

Kostia empezó su viaje, caminaba por el campo y tenía frio, hasta que vio una casa, llamó y un hombre le dijo que entrase. Se quedó dos días y se fue, caminó varios días y llegó a una aldea en la que vio a un niño llorando, Kostia le preguntó que por que lloraba y el niño le dijo que se le había roto el columpio, así que Kostia se lo arregló y después de dos días se tuvo que ir, llegó a un pueblo en el que todos se iban y se pudo quedar en sus casas. Entonces ve a una muchacha y le preguntó que si también se iba, ella le contestó que no y le explicó que si los otros se iban es porque  se iba a romper el embalse y que ella no se iba porque su abuelo estaba enfermo y no soportaría el viaje, así que Kostia decide arreglar el embalse para que el abuelo de la muchacha, que se llamaba Sonia, no muriese. Pasaron tres días y el embalse estaba a punto de romperse pero Kostia se está convirtiendo en árbol mientras le explica a Sonia lo que está pasando- Sonia le dice que su abuelo ha muerto en la noche. Sonia se abraza a Kostia y mientras él se transforma en árbol Sonia se convierte en enredadera.

(J.Antonio Gómez del Pulgar. 6º curso)