domingo, 20 de noviembre de 2011

Cuando de noche llaman a la puerta

Era sábado por la tarde y mi madre nos dijo:
-Chicos nos vamos a ir al cine y os vais a quedar con Ismael (es mi primo y a veces nos cuida)
A las 9:30 se fueron al cine y nosotros a cenar y después a ver la tele, mientras que mi primo hacia unos trabajos. Nos cansamos de verla y mi primo acabó el trabajo. Fuimos a la cama y mi
prima nos contó una historia de hombres-lobo.
Más tarde todos se quedaron todos dormidos incluso mi primo que se quedó leyendo un libro, pero yo estaba desvelado.
En mi despertador marcaban las 12:00 en punto de la noche. Y... de repente llaman a la puerta, al oírlo desperté a mis  hermanas y a mi prima. Fuimos a llamar a mi primo. Lo buscamos por toda la parte de arriba y, con temor bajamos las escaleras y nada mas llegar a la planta de abajo oímos un maullido nos volvimos a asustar, nos acercamos mas y se volvió a repetir pero mas fuerte, nos acercamos y soltó un maullido pero de alivio (podía tratarse de un gato rabioso) y, de repente,  algo peludo se me lanzó encima. Encendí la luz, ¡y era mi gata Blanca que quería salir al corral! Entonces, claro está, la sacamos fuera.  Y de repente vuelven a llamar a la puerta, se nos pusieron los pelos de punta.
Mi hermana pequeña, la más atrevida, nos sugirió que abriéramos la puerta de una vez, nos lo pensamos y dijimos ... ¡Rotundamente no!
Unos segundos de desesperación más tarde, volvieron a llamar a la puerta pero esta vez más intenso: tiloón, tiloón, tiloón. Nos subimos a la parte de arriba más veloces que la luz y sin pensárnoslo dos veces. Llegamos finalmente a mi habitación y oímos una especie de aullido o bostezo y mi prima pensó que podría ser un hombre-lobo. Me asomé por la ventana sigilosamente, despacio y súper muerto de miedo, y vi …. a mi primo súper cansado y entonces, pues, le abrimos la puerta y nos dijo:
-      Pero ¿por qué no me abríais?  Fui a dejar la basura y me olvidé las llaves dentro de casa.
Nosotros contestamos:
-      Mañana te lo contamos todo.
Al día siguiente despertamos a mis tíos y a mis padres y por supuesto a mi abuelo y a mi primo, para contarles la experiencia que pasó la ya pasada noche.
Y después todos se troncharon de la risa, incluso nosotros que olvidamos el pavor de la noche pasada. El  desayuno del domingo lo compartimos todos juntos. Más tarde hicimos de ese díaotro normal y también le preguntamos a mi primo ¿qué fue ese aullido?
Él nos contestó:
            - ¿Qué aullido? Ah, ya, pero eso no fue un aullido, fue un bostezo debido al cansancio.
Nosotros contestamos a coro:
            - Aaaaaaaaaaaaa.!!!!

Santiago  Martín de la Sierra Oviedo. (5ºcurso)

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