Cuando parecía que pensaba que ya estaba
empezando a dormirse ocurrió: Un golpe seco debajo de su ombligo la despertó de
golpe. Casi se levantó pero no lo hizo, tan solo permaneció quieta mirando a su
alrededor y analizándolo todo: la almohada no había sido, seguía abrazada a su
izquierda... estaba sola, nadie había tenido tiempo de entrar, tan rápidamente
e incluso pegarle y luego salir... (Continuará). (Washington de la Cruz. 6º curso).
domingo, 4 de noviembre de 2012
Un menú misterioso: La mano invisible
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
bueno y muy interesante da un poco de miedo pero esta bien
ResponderEliminarmuchas gracias Dario
Eliminar