Un menú misterioso: La noche del 31

Cuando termine de subir el monte, me encontré con la puerta del castillo abierta, y decidí entrar, no debería de entrar pero estoy dispuesto a hacer lo que sea por un buen artículo. En el pasillo se divisaban kilómetros, aunque desde fuera no parecía tan grande. Entonces hoy un ruido escalofriante y unas escaleras se divisaban a pocos metros, las subí y me dirigí al primer dormitorio que encontré, aliviado le pregunte que si se había perdido al entrar, entonces el dio un grito escalofriante y me empujo ,corrió por el largo pasillo y yo le seguí al atravesar el enorme pasillo me encontré un patio ,me estaba empezando a pensar que era un castillo encantado en el patio seguí por una zona totalmente verde y le perseguí ,hasta llegar a un muro, entonces el niño cogió un ladrillo ,y cuando se disponía a atizarme con el ladrillo, me aparte, y salí corriendo ,baje las escaleras y recorrí el largo pasillo , pero... !
Cuando llegué no estaba! entonces vi venir a lo que aparentaba una niña ,yo corrí ,pues me temía lo peor, pero tras subir numerosas escaleras , atravesó una pared y entonces estaba frente a mí con una cara seria ,no me atrevía a hablar, pero hice un esfuerzo y le pregunte: -¿Eres un fantasma? Ella no me contesto, pero me abrió una puerta y me dijo: -Si aprecias tu vida ven la noche del 31 Yo salí por el hueco, por supuesto no pensaba en volver, cuando salí estaba lloviendo y corrí a casa, ya era de noche.
(Rodrigo González. 6º curso).