Una vez cuando
estábamos cenando en el comedor me levanté para ir a la cocina a por la fruta,
cuando de pronto en la pared vi la sombra de un hombre sin cabeza. Corrí hasta
el comedor y se lo dije a mis padres, ellos me dijeron que había sido el
reflejo de la luz, pero yo no les creía.
Me acosté tarde y
cuando dormía soñé que volvía a ver a la sombra y esta vez la sombra se hizo
realidad y se convirtió en una persona en carne y hueso decapitada, entonces
justo en ese momento me desperté. Intenté recordar si la noche anterior había
visto a la sombra decapitada y me dí cuenta de que la noche anterior había
estado en casa de mis tíos. Entonces me dije a mi mismo que incluso lo de la
sombra decapitada en la pared había sido también un sueño.
(Alberto Megía 6º curso)
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