lunes, 12 de diciembre de 2011

La cueva

Era sábado por la mañana y fui a llamar a  Miguel (un amigo de Torralba, mi pueblo) para  que llamase a Carlos, (el maldito panecillo con orejas) que es el peor chico de toda Santa Ana.
Carlos y Miguel llamaron a José y yo a Enrique, más tarde fuimos a la súper- casa de los primos de Miguel: Diego y Millán. Cuando por fin llegamos a su casa, nos pusimos a jugar al escondite por toda la casa. Yo siempre me escondo en el armario que es grandísimo y el que se la quedaba contaba en el patio.

Estuvimos hasta las 14:00, yo me fui a mi casa a comer y a las 17:00 hicimos lo mismo. Llegamos a casa de Diego y Millán. Teníamos muchísimas ganas de jugar al escondite, pero antes de jugar Diego dijo:   ¿Por  que no bajamos a la cueva? Es muy larga llega hasta la iglesia de la Purísima, es muy larga-.


Todos estábamos de acuerdo, así es  que fuimos a llamar a su hermana  que estaba totalmente de acuerdo. Bajamos los profundos escalones y cogimos una linterna muy potente. Era una cueva muy larga y profunda y a los 5 minutos pasó algo inesperado la luz se apagó era muy peligroso porque había unos agujeros de 5 metros.

Era verano y estaba empezando a anochecer. Yo y todos nos quedamos de piedra. Note algo que me rozó la espalda, era la hermana de Diego y Millán. No nos movimos porque nos podíamos perder. En unos cinco minutos volvió la luz pero estábamos totalmente perdidos, al fin encontramos la salida. Ya cada uno de nosotros nos fuimos a nuestra casa ¡A Todos nos estaban buscando!


Nada más llegar a mi casa me bañé, para irme al pueblo de mi padre, porque eran las fiestas de allí.

Santiago Martín de la Sierra (5º curso) 

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