Erase una vez, un muñeco de nieve que lo crearon tres
primos que se llamaban Javi, Jorge y María. Lo habían hecho en el jardín con la
nieve que caía del cielo el día antes de la llegada de los Reyes.
El muñeco era súper,
súper grande, tenía como ojos dos botones negros, como nariz una zanahoria, y
una boca hecha con aceitunas. Jorge llegó y le puso un gorro de invierno de
color verde y negro. María pensó que le quedaría bien una bufanda de color rosa
y Javi le puso una chaqueta de color verde. Entre los tres decidieron que se
llamara Colorines de Arcoíris.
Estuvieron jugando toda
la tarde con él, hasta que cayó la noche y se tuvieron que ir a cenar y a ver
la cabalgata. Mientras veían pasear a los Reyes Magos y recogían caramelos y
piruletas, cada uno de los tres pensó en que ojalá y los Reyes
Magos le dieran vida a su muñeco Colorines. Cada uno se fue a su casa a
preparar la comida para los Reyes y los camellos y se fueron a dormir y soñaron
que su muñeco cobraba vida.
Al día siguiente se
despertaron y descubrieron que Colorines no estaba en el jardín, paseando hasta
la plaza y preguntándose que había pasado se encontraron con él en la Plaza
Mayor, dónde les estaba esperando para jugar con ellos en la nieve. Los cuatro,
Javi, Jorge, María y el pequeño Colorines jugaron toda la tarde. Al llegar la
noche Colorines les dijo que se tenía que ir a la Antártida porque si no se
derretiría. Además allí ayudaría a Papá Noel, un viejo amigo de los Reyes Magos
con los que colabora para preparar los regalos del año siguiente.
Y desde entonces Javi,
Jorge y María cada vez que ven nevar se acuerdan de su amigo Colorines, y
colorín colorado este precioso cuento se ha acabado.
Javier Bravo (5ºA)
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