Érase una vez un niño llamado Raúl que creía en los zombies. La
noche de Reyes tuvo una pesadilla, soñó que los árboles de Navidad eran
horribles zombies. Despertó de repente sudando, y fue a beber agua, sin
acordarse de que esa noche venían los Reyes a su casa.
¡Y
estaban allí! Los zombies estaban en su salón y venían hacia él. Escapó
como pudo y se metió en la cama. Tenía miedo pero tuvo valor, se puso
las gafas y, temblando se fue hacia el salón. Cuando vio cómo los Reyes
Magos estaban colocando los regalos suyos y de su familia casi se le
escapa la risa. Volvió despacio a su habitación y durmió lo que pudo
hasta que salió el sol y fue a abrir los regalos con sus hermanas.
Desde entonces, Raúl no volvió a creer en los zombies.
Hugo Ortiz. (5º A)
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