Apenas su Madre se había sentado, al llegar a
casa, dispuesto a escuchar, como todos los días, lo que su hijo hacia en el
colegio, éste en voz baja, como con miedo le dijo:
- ¿Mamá?
- Sí,
hijo, cuéntame.
- Oye,
quiero… que me digas la verdad.
- Es
que … -titubeo Sergio con un poco de miedo-
- Mamá,
¿existen los Reyes Magos?
- La
madre de Sergio que se quedo muda, miro a su marido, intentando descubrir el
origen de aquella pregunta.
- Los
chicos del cole dicen que son los padres. ¿Es verdad?
La nueva pregunta de S ergio le obligo a volver
la mirada hacía el chico y tragando saliva le dijo:
- ¿Y tú
qué crees, hijo?
- Yo no
sé mamá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque no me
engañas; pero como los chicos dicen eso.
- ¿Entonces
es verdad? -corto Sergio con los ojos humedecidos-. ¡ Me habéis engañando¡
- No,
mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió
la madre cogiendo con sus dos manos la cara de Sergio.-
- Entonces
no lo entiendo, mamá.
- Siéntate,
cariño, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la
hora de que puedas comprenderla –dijo la madre, mientras señalaba con la mano
el asiento a su lado.
Cuando el Niño Dios nació, tres Reyes
que venían de oriente, le llevaron regalos y el Niño se puso tan contento que
el rey Melchor, dijo:
- Deberíamos
llevar regalos a todos los niños del mundo
- Pero
Gaspar comentó, aunque somos magso, ya somos ancianos y nos resulta
difícil recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños.
- No
os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno si no dos
pajes para cada niño que hay en el mundo.
- Pues
decidme, queridos Reyes: ¿Ay alguien que quiera mas a los niños y los conozca
mejor que sus propios padres?
- Puesto
que así lo habéis querido y para que el nombre de los Tres Reyes de Oriente
todos los niños del mundo reciban algunos regalos, Yo ordeno que en Navidad,
todos los padres se conviertan en vuestros pajes.
(Sergio Lerida. 6º curso)
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