Era sábado por la mañana y fui a llamar a Miguel (un amigo de Torralba, mi pueblo) para que llamase a Carlos, (el maldito panecillo con orejas) que es el peor chico de toda Santa Ana.
Carlos y Miguel llamaron a José y yo a Enrique, más tarde fuimos a la súper- casa de los primos de Miguel: Diego y Millán. Cuando por fin llegamos a su casa, nos pusimos a jugar al escondite por toda la casa. Yo siempre me escondo en el armario que es grandísimo y el que se la quedaba contaba en el patio.
Estuvimos hasta las 14:00, yo me fui a mi casa a comer y a las 17:00 hicimos lo mismo. Llegamos a casa de Diego y Millán. Teníamos muchísimas ganas de jugar al escondite, pero antes de jugar Diego dijo: ¿Por que no bajamos a la cueva? Es muy larga llega hasta la iglesia de la Purísima , es muy larga-.
Todos estábamos de acuerdo, así es que fuimos a llamar a su hermana que estaba totalmente de acuerdo. Bajamos los profundos escalones y cogimos una linterna muy potente. Era una cueva muy larga y profunda y a los 5 minutos pasó algo inesperado la luz se apagó era muy peligroso porque había unos agujeros de 5 metros .
Era verano y estaba empezando a anochecer. Yo y todos nos quedamos de piedra. Note algo que me rozó la espalda, era la hermana de Diego y Millán. No nos movimos porque nos podíamos perder. En unos cinco minutos volvió la luz pero estábamos totalmente perdidos, al fin encontramos la salida. Ya cada uno de nosotros nos fuimos a nuestra casa ¡A Todos nos estaban buscando!
Nada más llegar a mi casa me bañé, para irme al pueblo de mi padre, porque eran las fiestas de allí.
Santiago Martín de la Sierra (5º curso)
No hay comentarios:
Publicar un comentario